He escuchado últimamente que sería bueno regresar al sistema de Trueque. Algunas personas piensan así, yo no concuerdo pero respeto; yo no tengo la razón, solo tengo un punto de vista más en esta miríada de personas habitando el planeta tierra y quién sabe cuantos más planetas en el universo, ¡Imagínense!
Yo creo que para que el trueque funcionara sería necesario que el ser humano se despojara de su orgullo y de su codicia, lo que es imposible; una cosa es lo que el ser humano desearía ser y otra muy diferente es lo que realmente es; pocas personas son las que aceptan tener luz y oscuridad en su interior, la mayoría solo trata de proyectar lo «bueno» hacia afuera y esconden su mundo tenebroso, todas estas cosas que parecen ajenas al tema, en realidad no lo son, detrás de cada proyecto, invención, sistema humano, existe la manera de ser del ser humano, con sus virtudes y defectos; siempre va a existir un ser humano que quiera más de lo que le toca, y eso imposibilita que el trueque sea una manera de intercambiar bienes y servicios de manera efectiva, justa, legítima y a largo plazo; no voy a ahondar en más cosas que imposibilitan el trueque para no confundirlos, con una es suficiente, y es la principal: «La codicia».
Codicia= Querer más de lo que te toca
La codicia no es buena ni mala, simplemente es y es parte de la realidad del ser humano, y su contra parte es la generosidad :), ¿Hasta que punto puede ser sano ser codicioso? ¿O hasta que punto puede ser sano ser generoso? Ustedes me dirán… No vamos a filosofar, vamos a tratar de ser prácticos. Para que el trueque fuera efectivo sería necesario que la gente que lo realiza supiera de antemano que el producto perecedero o imperecedero que va a dar a cambio, vale exactamente lo mismo que lo que vaya a recibir, la filosofía del trueque no es querer más que los demás, sino ayudarse los unos a los otros mediante el intercambio de bienes o servicios con excedente en nuestro almacén, casa u oficina, da igual. ¿Quién tiene excedente de bienes y servicios? Nadie, una cosa es ir un fin de semana al mercado de trueque e intercambiar dos o tres cositas y otra muy distinta es hacerlo de manera regular y optima, pero no nos desviemos del tema, aunque por cierto tiempo, supongamos que yo intercambio de manera provechosa rosas por café, llegaría un punto en que cualquiera de las 2 partes (yo o mi intercambio), querría más de lo que le toca, pues la mente del ser humano es todo menos estable, puede ser estable un tiempo, pero va a llegar un día en el que no lo sea y eso va a dar al traste con todo. ¿Ven? No es tan fácil como parece idealmente.
Un saludo
Marco Cass